Nakagin Capsule Tower: el futuro que afortunadamente nunca fue

Nakagin Capsule Tower: el futuro que afortunadamente nunca fue
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Hoy os voy a presentar un corriente arquitectónica que seguro que muy pocos conocéis: el metabolismo, cuyo primer exponente construido fue la Nakagin Capsule Tower, un edificio de viviendas cápsula en Tokio que simbolizaba el futuro que afortunadamente nunca fue.

Esta torre fue diseñada en 1970 por Kusho Kurokawa, padre de la corriente metabolista y uno de los arquitectos contemporáneos japoneses de mayor importancia hasta su muerte en 2007. Construida sólo dos años después, fue el primer edificio de este tipo en el mundo, y es fácil imaginar que de él obtuvieron su inspiración los famosos hoteles cápsula japoneses.

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La idea original de la torre era albergar pequeñas viviendas para aquellas personas que tuvieran una casa en los suburbios pero quisieran o necesitaran un lugar donde quedarse en el centro de la ciudad, aunque también resultó atractivo para solteros. Está ubicado en el distrito comercial de Ginza, donde los precios son prohibitivos para una vivienda de tamaño normal y el solar vale casi diez veces más que lo que se construye sobre él.

El conjunto está formado en realidad por dos torres interconectadas, cada una de las cuales servía como estructura sobre la que anclar las diferentes cápsulas --en voladizo, con sólo cuatro puntos de anclaje para poder desmontarse de forma independiente-- y albergaba los servicios principales: ascensores, escaleras e instalaciones varias.

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Como no podía ser de otra manera, la Nakagin Capsule Tower cumple con los cuatro preceptos que el propio Kurokawa considera parte indiscutible del movimiento metabolista:

  • Impermanencia: Una arquitectura flexible, versátil y temporal. En un principio, las cápsulas debían ser reemplazadas cada 25 años con el fin de adaptar su diseño a los nuevos tiempos, además, las cápsulas, de 2.3 x 3.8 x 2.1 m, se podían combinar entre sí para formar viviendas mayores.

  • Materialidad: Honestidad de los materiales. Lo que se ve es lo que hay. Las cápsulas están construidas en acero, al estilo de los contenedores de transporte marítimo, y eso es lo que se ve. La estructura del edificio es de hormigón.

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  • Receptividad: Hace referencia a la facilidad para adoptar técnicas y estilos de otras culturas, en este caso del Movimiento Internacional, aunque este había fracasado en Japón.

  • Detalle: Se puede apreciar en lo trabajado que está el interior de las cápsulas, con electrodomésticos integrados, muebles a medida, calefacción central...

La decadencia de una idea

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La propuesta de Kusho Kurokawa era toda una revolución. Era una buena idea para pasar la noche si al día siguiente teníamos una reunión importante o se nos había hecho tarde para volver a casa, incluso como casa para un soltero.

Sin embargo, a pesar de que en su momento recibió muchos elogios y buenas críticas, pronto se vio que la idea no prosperaría y la realidad es que el edificio está casi vacío --solo están ocupadas 30 de las 144 cápsulas-- y tan deteriorado que está prevista su demolición a pesar de los esfuerzos de muchas instituciones por que se preserve y restaure.

Pero más allá de cuestiones básicas de mantenimiento, patentes desde la fachada, el edificio plantea dos problemas importantes, siendo el mayor de ellos el escaso aprovechamiento del suelo, el activo más importante en Tokio. Tener que dar acceso a tantas unidades de vivienda conlleva mucha superficie de escaleras y distribución, por lo que al final se pierde más de lo que se gana.

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Por otro lado, está la cuestión de la actualización de las cápsulas. Cuando fueron diseñadas en los 70 llevaban incorporado lo último en tecnología: televisión a color, equipo de sonido, teléfono... pero todo eso está ya más que desfasado, y reemplazar las cápsulas tal como previó el arquitecto saldría más caro que demoler el edificio y levantar uno con mayor aprovechamiento del solar.

En mi opinión, sería una pena que un edificio como la Nakagin Capsule Tower desapareciera, aunque actualmente sea más la viva imagen del futuro que afortunadamente nunca fue que un edificio plenamente funcional, no deja de ser el primer edificio construido de un movimiento revolucionario como lo fue el metabolismo.

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